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Deja de sobrevivir

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¿Qué haces cuando estás mal, cuando estás sufriendo?

¿Sigues adelante como si nada?  

Esto es un patrón habitual cuando estamos en estrés laboral, más aún si te has quemado por el trabajo.

Lo que pasa es que todo eso que guardas en una habitación bajo llave (y que solo tú conoces) como la ansiedad, la frustración, las ganas de llorar, sensación de soledad, agotamiento, contrariedades, pensamiento negativo en bucle, el insomnio, el dolor de estómago… Todo eso va creciendo dentro de la habitación.

Y llega un momento en que ya no te atreves ni a abrir la puerta: para no mirar lo que hay dentro.

Entonces, el malestar crece también en tu mente, se traslada a tus emociones, y finalmente aterriza inevitablemente en el cuerpo. Sucede todavía con más fuerza cuanto menos te atreves a mirarlo. 

Hace años yo estuve quemada por mi trabajo. Cada día laborable era una pesadilla, y cuando no trabajaba tampoco disfrutaba. Porque era esclava de mis pensamientos, giraban casi todos en torno al trabajo. Me invadían en el cine, en una cena, durante las vacaciones, el fin de semana… y no sabía cortar esos bucles.

Deja de sobrevivir en el trabajo.

La calidad de lo que vives, es directamente proporcional a la gestión mental que realizas sobre el impacto emocional de tus experiencias diarias.

Si no hay gestión emocional del estrés del trabajo, estás bajo el yugo de tus pensamientos negativos y emociones difíciles. Tal vez, ni siquiera eres consciente de que puedes manejar esos procesos.

A medida que aprendes a manejar el estrés en el trabajo, te das cuenta de que hay mucho margen de mejora. Porque la clave de tu bienestar no se encuentra en lo que pasa fuera, sino en cómo te afecta a ti eso que pasa.

Siempre explico que el estrés no sucede en el jefe, las personas tóxicas, la sobrecarga, etc. El estrés sucede en ti y sus niveles dependen de cómo gestionas el impacto emocional que recibes, en cada circunstancia adversa.

Salir del estrés y el burnout no es una quimera, es una elección: apuesta por ti.

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