El Infarto del Alma
El Síndrome de Burnout, también conocido como Síndrome de Desgaste Profesional (SDP) o Síndrome de quemarse en el trabajo, es el agotamiento extremadamente serio resultante del hecho de vivir demasiado tiempo de forma fundamentalmente contraria a tu naturaleza.
El estrés puntual permite afrontar situaciones difíciles con éxito. Por el contrario, el burnout implica un estrés laboral sostenido en el tiempo. En este estado, los efectos del cortisol pueden producir daños en tu salud, como hipertensión arterial, depresión, ansiedad, úlceras gástricas o trastornos paranoides, entre otros.
Cuando sufres burnout nada te hace ilusión, por lo que experimentas el llamado infarto del alma o muerte del espíritu. Te desconectas de la vida.
Sucede poco a poco, casi sin darte cuenta, mueres lentamente por apatía.
Te explico más en este vídeo:
Para dejar de estar quemado, necesitas cuestionarte lo que no te gusta y deseas cambiar.
Se distinguen tres dimensiones dentro del síndrome de burnout:
Agotamiento Emocional, Despersonalización y Baja Realización Personal.
agotamiento emocional
Es consecuencia del estrés al que te has expuesto de forma prolongada y sostenida en el tiempo. Puedes sentirte muy débil, sentir que has perdido tu energía vital y que siempre notas cansancio físico y mental.
despersonalización
Es consecuencia del agotamiento emocional. Significa que tu actitud tiende a ser apática y negativa, pasando de darlo todo en el trabajo a sentir que te has vaciado, por lo que ya no puedes dar más de ti.
baja realización personal
Es consecuencia de una baja autoestima. Si te has quemado en el trabajo, probablemente piensas en negativo sobre ti y sobre los demás. La falta de satisfacción laboral se convierte en una frustración permanente.
Estos síntomas, que experimentas en las relaciones con tu jefe o equipo de trabajo, te los llevas a todas partes.
Así que también te afectan con tu familia, pareja o amigos. Quizás eres alguien que se siente a menudo atacado y está a la defensiva, a veces incluso puedes mostrarte agresivo sin poder evitarlo, o apenas te dedicas tiempo y cuando lo haces te sientes culpable.
Tal vez tomas tranquilizantes para dormir, tienes problemas digestivos, dolor muscular, dolor de cabeza frecuente, tratas de llegar a todo sin conseguirlo, odias tu vida y envidias la alegría de otras personas…
Cuando vives este tipo de situaciones, a menudo te preguntas por qué aguantas lo que aguantas, pero no sabes cómo terminar con ello.
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