Sobre mí

Me llamo Miriam Cámara y hace más de una década que aprendí a reinventarme.

Terminada mi formación académica, entré en una peligrosa dinámica de estrés exponencial, preparando una de las más duras oposiciones del momento. Durante más de cinco años, casi nunca descansé un día completo; comía marcada por el reloj, cronometrando los escasos tiempos de espacio personal que me permitía. Mi biología entró en un progresivo estado de “shock”, al combinar tranquilizantes con complejos vitamínicos para aguantar un ritmo ultra exigente. A punto de conseguir la plaza, justo antes del último examen, abandoné obligada esta carrera de fondo. La enfermedad había llegado a mi vida: fui incapaz de seguir adelante. Aunque en aquel momento me pareció del todo inoportuna y caí en un pozo de oscuridad, en realidad me salvó de la muerte.

Fue mi primer encuentro adulto con la capacidad de reinventarme, de superar los obstáculos y de crear bienestar desde la resiliencia. Antes de cumplir 30 años, rompí mis cadenas de forma consciente y me atreví a elegir otro camino.

Tras rescatar motivaciones personales y reciclarme, orienté mi vida profesional hacia proyectos de desarrollo humano en países receptores de ayuda oficial. A pesar de la gran vocación que sentía por mi trabajo, estuve sometida a acoso laboral durante seis años, inmersa en una pesadilla que me impedía disfrutar de cualquier cosa. Me encontraba más allá de mis límites cuando reuní el valor necesario para romper otra vez mis cadenas, era urgente recuperar mi libertad. Mantuve el trabajo con otro equipo, fuerzas renovadas, nuevos horizontes.

Tres años más tarde, me di cuenta de que yo era una persona distinta. Gracias al proceso personal que realicé durante todo este tiempo, había cambiado, había crecido, tenía otras inquietudes, quería salir del “voy tirando” para empezar a vivir plenamente. Deseaba compartir mi experiencia con quien se sintiera desfallecer, acercarle a contemplar la belleza de su propia fuerza interior. La fuerza que tantas veces no había sabido reconocer en mí, aunque siempre estuvo dentro. Así que, serenamente, fui rompiendo más cadenas… Antes de los 40 volví a cambiar de rumbo, para apostar por mí misma.

Y aquí estoy 🙂

Laboralmente ilusionada, acompaño a personas con Síndrome de Burnout o Desgaste Profesional (SDP) a romper sus cadenas y a diseñar una vida coherente con su propia naturaleza.

¡Atención! Si entras en este proceso, puedes experimentar el Síndrome de Renovación Personal (SRP).