• MINDFULNESS:

Practicamos la conciencia y atención plenas hacia el momento presente. El estrés habita en la divagación mental, que se mueve entre el pasado y el futuro. En el marco de esta divagación mental, aparece el estilo cognitivo característico del estrés laboral y el burnout: la rumiación. A través de la respiración consciente, el escáner corporal, prácticas de focalización y las de monitorización abierta, profundizaremos en la atención al presente para desarrollar la desidentificación de los pensamientos negativos y emociones asociadas al estrés en el trabajo.

• COMPASIÓN:

Mindfulness y compasión son “las dos alas del pájaro de la sabiduría” y ambas son imprescindibles para  volar (cultivar sabiduría en nosotros). La compasión está presente en todas las prácticas de mindfulness ya que para practicarla hacen falta unos niveles mínimos de atención que se obtienen con la práctica de mindfulness. La compasión es la sensibilidad hacia el sufrimiento propio y de terceros, unida a la intención de aliviar ese sufrimiento dentro de nuestras posibilidades. Las prácticas de autocompasión se orientan a llevar calidez y autocuidado hacia uno mismo, tan solo así podremos seguir tomando las mejores decisiones para nuestro bienestar.

• COHERENCIA CARDÍACA:

La coherencia cardiaca es una técnica que coordina la respiración con la frecuencia cardiaca, con el objetivo de estabilizar la respiración y los latidos del corazón. Es una de las técnicas más eficaces en la reducción del estrés. Entrenaremos prácticas orientadas a establecer la coherencia cardíaca en tu organismo. Cuando estás en estrés, el cerebro activa el modo supervivencia porque la persona se siente amenazada por su entorno (estresores externos). Para generar cambios en nuestra vida profesional y personal, necesitamos salir del modo supervivencia-estrés y acceder a otro modo de funcionamiento cerebral: el modo de coherencia-creatividad. El estado de comunicación coherente entre el corazón y el cerebro, es el estado natural del ser humano.